viernes, 15 de julio de 2011

Un poema que me comparte una poetiza argentina

"CON EL PODER DE LA MAGIA"


Con el poder de la magia, tu mente cuasitrastornada
y tus ojos encendidos como estrellas dislocadas
en demoníacas ciénagas de noches orgiásticas.
¡Tú, espíritu infiel,
más negro que la rapiña en su vuelo derrapado,
al acecho del instinto, ¡tramaste la vil patraña!

Y porque sabías que era casta
y que ¡nadie! que no fuese mi esposo
recibiría en mi cama,
es que apelaste a la más baja...
¡de todas las hazañas!

Su mirada destilando fuego
del alcohol que lo habítaba .
La sonrisa mordaz y esos ojos...
pérfidos, recorriendo mi cuerpo,
es lo que hoy, con horror...
¡más recuerdo!

¡Y no dudaste un minuto!
¡Mi suerte... ya estaba echada!
Y mientras espíritu y cuerpo
bailaban al compás de la danza,
sentía tu mirada, atravesando mi piel...

llegando hasta el alma y desnudando
de a poco, ¡las zonas veladas!
¡Uno a uno, fueron cayendo los velos...
y mi pudor, con ellos!
Tras aquella función y con permiso del rey,
a mis aposentos me retiré... ¡extenuada!

Semidesnuda, reposando en mi cama,
soñé con que marido,
¡mi amante, mi todo!
Volviera pronto de la innómina batalla.
Fue entonces, cuando la puerta de mi recinto
se abrió y mi corazón
dió un vuelco,...

la imagen de mi amado esposo vi,
entrar presuroso,
y con febril devaneo, ¡meterse en mi cama!
Las gasas que sutiles cubrían mi piel, las arrancó
de a trozos.
Su inusitada pasíón, hizo arderme la sangre,
cuando sus labios sedientos...

recorrieron mi cuerpo que
¡trémulo de placer, se entregaba al gozo!
Sus brazos potentes rodearon mi cintura,
mis piernas cual gacelas en celo,
entrecruzaron su torso...

entre que sus manos... ¡ásperas, toscas!
casi agredían mi piel suave y agónica
recorriendo mis lomas, arañando mis sentidos,
volviéndome... ¡loca!
No sé, cuánto tiempo pasó,
en esa noche de éxtasis.

Sólo sé que atropellando venturas, nuestro deseo
tornóse en locura de arrebato y lujuria;
de instinto carnal en llamas derritiendo, las ansias.
¡Jamás había sido así, por tí, amada!
¡Y un suave mareo obnubiló mi conciencia...

desfalleciente de placer, fascinada,
¡hundiendo mis senos en el frescor de las sábanas!
En aquel instante, sentí que mi peso en el aire,
flotaba.
Y trocados los cuerpos en los que tú corcel,
yo jinete,
de anverso y reverso, febril y abrazados...
no sé cuántas vueltas le dimos al lecho!

Así nos sorprendió la mañana... dormitando
entramadas, tu alma y mi alma,
cuando tu voz... serena,
susurró a mi oído... - ¡ten calma!
marcharme debo.
¡La batalla espera... mi honor me llama!
y apartando tu cuerpo al mío aferrado...

en pié te pusiste, en pos de tu yelmo,
tu capa y tu espada.
Pero hete aquí, que tras breve distancia ,
sin llegar a atravesar la puerta, vi tu imagén
¡transfigurada!
Y el hombre que estaba allí...
Ya no era mi esposo, mi tierno amante,
dulce remanso
de mis ansias de mujer fiel y ¡constante!...

Sino, la de aquel mismo villano, que
hasta hacía apenas unas horas,
mediante el uso indebido de hechizos,
magias y pócimas,
a mi incauto amor... engañado había tomado,
seduciéndolo, a su antojo,
dejando al orgullo de mi esposo... ultrajado.
Y a mí,
envuelta en su trampa falaz, con mi honor...
¡mansillado!

¡Tarde!...¡Muy tarde!
el momento del desvelo había llegado...
¡Una fría carcajada al cerrarse la puerta, se oyó!
Mientras un hedor tan amargo como la hiel,
recorría mi garganta, mi sangre y dolor,
hasta nublar mi conciencia.
Mi dignidad perdida, no soportó la afrenta y
con la daga yacente en la mesa,
de un golpe certero...
¡la hundí en mis venas!


AUTORA:
FILOMENA MARTURANO

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