sábado, 25 de mayo de 2013

MI ETERNA MADURES

En cada vez que el sol da su saludo,
en sus pupilas me miro a cada día
¿Será que prende la llama que moría,
o el porvenir que viene y que no eludo?

¿Será que henchido el corazón tiende su mano?
Por medio de sus pupilas dilatadas,
o por su risa tocada por mi mano,
para dejar en mí las palabras no calladas.

Sabido entonces el anaquel de mis teorías,
donde guardo tu imagen en los versos,
razones vanas separar de ideologías,
la barrera generacional con sus esfuerzos.

Que por ser viejo me falta en avanzada,
pero me sobra inteligencia en lo vivido,
la madurez es un tema en sí prohibido,
para los que quieren llevar la vida holgada.

Que cómodo es mudarse a la oquedad,
para justificar los actos llevados día por día,
no fue la infancia conmigo una bondad,
tan sólo fue el pretérito de toda mi agonía.

El recurso en mi criterio es muy extenso,
pero lo baso uniendo en palabras sólo dos,
el amor como la forma irremediable de mi vida,
las dos palabras del recurso... "AMOR A DIOS"

El recuerdo va de prisa al cajón del anaquel,
por que no todos conjugamos en criterios,
algunos piensan en JESÚS como en aquel,
o pretenden clarificar con ciencia sus misterios.

En eso baso la madurez que me conforma,
si soy un hombre se lo debo en todo a Él,
cambio en mi ser el objetivo de mi norma,
entro en mi corazón cerrando su broquel.

¡Sólo te pido señor! ¿Si es que tu quieres?
Entendimiento para poder ver el nuevo amanecer,
saber que lo que tu me tienes preparado,
en el mundo llene sus almas, de un verde florecer.

Que si los días transcurren en la historia,
pueda lograr que tu llenes el espíritu alejado,
que entiendan la concepción real de tu gloria,
que vean sus ojos a un JESÚS por siempre amado.

¡Deja la cruz señor vive en mi vida;
como mi todo, mi luz y mi sendero!
¡Sé en mi mesa el pan, sé mi comida!...
Para dejar en ti mi amor sincero.

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